El Paraíso: Espejo parental
La necesidad de niños y niñas de ser espejeados de una manera adecuada por sus padres y cuidadores es esencial al crecer. Esto significa que su auto-valor les sea reflejado de vuelta para que así puedan gozar de un crecimiento pleno y alcanzar una imagen sana de ellos mismos, libres de condicionamientos familiares o sociales o dobles vínculos.
Durante la infancia, este espejeo viene del cuidador primario y ha sido objeto de estudio en la psicología, particularmente en la escuela de psicoanálisis de Relaciones Objetales. Pero con el fin de desarrollar su derecho natural a ser seres humanos completos, niños y niñas también tienen que ser reflejados como seres sexuales, con cuerpos que incluyan a sus genitales. Es decir que necesitan por parte de sus padres un apoyo activo y su espejeo, especialmente de los 4 a 6 años y en la pubertad / adolescencia, para incorporar que son buenos, naturales, y que se sientan bienvenidos como seres sexuales y genitales.
Este proceso también es necesario para ayudar a los niños a alinearse con su corriente energética natural genital-corazón, que de acuerdo con la TASTerapia de Arraigo Sexual, circula entre el corazón y los genitales en una forma específica del género. Este flujo de energía necesita ser equilibrado y regulado durante toda la vida para lograr identidades de género realistas y satisfactorias, así como relaciones plenas basadas en el amor y el intercambio.
Sin embargo, debido a las dificultades y diferencias culturales en la mayoría de las familias, este espejeo ha sido ignorado o negado en gran parte. Lo que ha originado una sociedad en la que muchos de nosotros no nos hemos desarrollado como seres humanos completos. O bien, nos experimentamos a nosotros mismos como seres cortados en la cintura, viviendo sólo desde la cabeza, entonces somos seres sobre-excitados por la sexualidad. De cualquier manera, tenemos poca confianza real en saber lo que es ser un hombre o una mujer completo. La sociedad occidental moderna agrava el problema, promoviendo la perfección corporal poco realista y la excitación sexual como parte de la actividad comercial diaria.
Por lo tanto, la mente de los individuos es sujeta a una sobre-estimulación sexual y son consecuentemente expuestos a la explotación y la vergüenza, por no mencionar a los abusos sexuales, ignorantes de la verdadera naturaleza de la sexualidad. El acto sexual en sí, sirve al propósito de procreación y, en una relación amorosa, puede llegar a convertirse en una celebración de la intimidad interpersonal. El corazón, como la sede de los sentimientos y el regulador del sistema nervioso, es el otro centro sexual importante y el mediador en las relaciones. Es en nuestras vidas sexuales que muchos de nuestros problemas emocionales – individuales y relacionales – se manifiestan. Sin embargo, al separar la sexualidad de la relación de pareja, también estamos sobrecargando a nuestros corazones.